Caracalla
RIC IV Caracalla 47A
Serie: Imperio – Caracalla
Referencia: RIC IV Caracalla 47A
Gens y monetario: Severos - Caracalla
Año y ceca: Del 199 dC al 200 dC - Roma
Anverso: Busto drapeado y laureado a derecha. ANTONINVS AVGVSTVS
Reverso: Victoria, alada, cubierta, avanzando hacia la izquierda, sosteniendo una corona con ambas manos sobre el escudo colocado en la base. VICT AETERN
Conservación: EBC 3,2 gr. - 11h
Procedencia: Jesús Vico 2024
Comentario:
La dinastía Severa fue fundada por Septimio Severo, quien subió al poder tras un periodo de inestabilidad y guerras civiles. De origen púnico, esta familia provenía de la región de Leptis Magna, en África. Los Severos consolidaron su poder mediante reformas y una fuerte dependencia del ejército. Septimio Severo, el padre de Caracalla, fue el primer emperador de esta dinastía, y su legado perduraría a través de sus hijos.
Caracalla, hijo mayor de Septimio Severo, fue elevado a co-emperador junto con su padre en el año 198 d.C., cuando apenas tenía 10 años. Más tarde, tras la muerte de su padre en 211 d.C., gobernó en solitario. Es conocido por su dureza y su Edicto de Caracalla, que otorgó la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del imperio.
Entre los años 199 y 200 d.C., el Imperio estaba en un momento de transición. Septimio Severo y Caracalla consolidaban su dominio tras vencer a los usurpadores en guerras civiles y preparaban el terreno para sus campañas militares en el Este. A nivel interno, se estaban aplicando reformas administrativas y militares para reforzar el control del poder central, y Roma vivía una relativa paz bajo la tutela de los Severos.
El anverso del denario muestra a Caracalla con un busto drapeado y laureado, lo que destaca su posición como emperador y vencedor. La leyenda “ANTONINVS AVGVSTVS” subraya su vinculación con los emperadores de la dinastía Antonina, lo que reforzaba su legitimidad dinástica y le confería una conexión simbólica con la tradición de los “buenos emperadores”.
En el reverso, la figura de Victoria avanzando hacia la izquierda con una corona en las manos es un símbolo de triunfo y eternidad. La inscripción “VICT AETERN” refuerza esta idea, proclamando que la victoria de Caracalla sería eterna, un mensaje dirigido tanto al pueblo como a las tropas.