Los precios de un Denario
Los denarios no son piezas que tengan un precio fijo estipulado, y mucho menos que todos tenga el mismo precio o parecido. Se pueden comprar denarios de cien euros, mil, diez mil y de hasta un millón, todo depende de diferentes factores y variables:
La época o el personaje
Ley de la oferta y la demanda, si está más buscado vale más, si hay muchos vale menos. Por poner un ejemplo, un denario de Julio César siempre va a valer mucho más que un denario de Domiciano, todos querríamos tener un denario de Julio César mientras que uno de Domiciano puede ser completamente prescindible. A continuación tenemos unos ejemplos de denarios de una calidad similar pero diferentes épocas, de izquierda a derecha: Anónimo republicano, republicano, Bruto, Julio César, Nerón, Adriano, Septimio Severo y Gordiano III.
Todas estas piezas muestran una diferencia de precios entre si mismas siendo todas denarios romanos. Todas son precias de calidad EBC alto, las mismas en una calidad menor podrían costar la mitad, una tercera parte o menos.
La rareza
Se les llama raros cuando considero que deberían de llamarse escasos. Como cuando coleccionábamos cromos, siempre estaban los que se repetían incasablemente y los que no se encontraban nunca. En este caso, los denarios considerados raros son los que se encuentran poco y estos tienen un precio más elevado.
El grado de conservación
Hay denarios que se pueden encontrar casi en el mismo estado en el que fueron acuñados. Por el contrario, los hay que “se lo han currado”, que han estado cientos de años corriendo de mano en mano, de bolsa en bolsa, de cofre en cofre, estos han sufrido un desgaste que, aun teniendo más historia que los anteriores, tienen un precio considerablemente menor. Los precios aumentan exponencialmente cuando las piezas aumentan el grado de conservación.
Existe una tabla de graduación más o menos establecida a nivel internacional. Bueno, de hecho está completamente establecida, la discusión está en quien considera que un denario debe catalogarse en una u otra categoría.
TABLA DE CONSERVACIONES PARA MONEDAS
El centrado.
Los denarios se acuñaban dando golpeando con un martillo sobre un cuño que plasmaba su diseño en un pedazo de plata. Este golpe solía ser certero pero un pequeño desplazamiento podía hacer que las leyendas o parte de una moneda quedaran fuera del flan.
Como vemos en esta imagen, dos monedas pueden tener un mismo grado de conservación pero variar completamente por el centrado del golpeo.
La pátina.
En principio, todos los denarios han salido “de fábrica” completamente limpios y relucientes pero el paso de un par de milenios les ha hecho cambiar el aspecto. Yo soy de la teoría de que todos los denarios que podemos observar en nuestra época, antes o después, han sido más o menos limpiados. De lo contrario, todos serían completamente oscuros, por no decir negros. Puede ser que la limpieza se hubiera hecho hace un año, treinta o trescientos, y desde ese momento la plata ha ido cubriéndose de cierta pátina según el sitio donde haya estado guardada.
Un denario puede estar brillante o con pátina y ésta puede tener diferentes aspectos. En general podríamos encontrar los del estado natural de la plata, los que tienen pátina fina, los que tienen pátina gruesa y los que están, directamente, “sucios”.
Que tenga o no tenga pátina y el tipo de esta no es mejor o peor, simplemente puede darle a la moneda un aspecto que algunos les agrade, aunque a otros les desagrade. Como siempre, lo malo suelen ser los extremos. Si se dice que el denario está “limpiado” puede ser malo para el precio y si el denario está rematadamente “sucio” también. Lo mejor, aunque no determinante, es un término medio.
El momento y la ocasión.
Un denario nunca tiene un precio establecido, el momento, el sitio, el vendedor, y las ganas, influirán determinantemente en el precio final del denario. Si miramos diez, veinte, treinta años atrás veremos que los precios de hoy son mucho más altos. En los últimos 20 años todos los denarios han subido de precio pero esto no sucede de una forma regular y escalonada, va haciendo picos. Hay momentos en los que puede haber menos demanda, como en épocas de crisis, que el precio se estanca o baja y hay momentos en los que el precio sube de golpe y sin previo aviso. En general, siempre es mejor comprar cuando la cosa está floja que no en un momento de euforia pero es tan difícil reconocer el momento adecuado como tener la paciencia de saberlo esperar.
Puedes comprar a un particular, un amigo o compañero, que pueda coleccionar lo mismo y al que le puedas cambiar, comprar, o comprar pagando con otras piezas tuyas.
Puedes comprar a un comerciante, en algún mercadillo, convención, o tienda numismática. En este caso, independientemente de poder negociar el precio o una parte de intercambio, sabes que el precio no será más que el que te pida de entrada.
Puedes comprar en una casa de subastas. Ahí es donde puede pasar cualquier cosa. Lo fácil es decir que una vez que te has fijado en una pieza, debes marcar un precio máximo y esperar. Lo difícil es hacerlo. Si ves que el precio se desborda quizá intentes subirlo. También es muy fácil decir que no hay que picarse en las subastas, y también a veces es difícil no hacerlo. Además, cuando pujas por un precio, no sueles tener en mente que tendrás que pagar un 15 o 20 por ciento extra del precio para el margen de la casa y, si lo haces fuera de un país europeo, luego tendrás que pagar otro 10% en aduanas. En el caso de las subastas una cosa si que es cierta, siempre había alguien dispuesto a pagar el precio de la puja anterior a la tuya. Si te llevas una pieza por 500 euros, sabes que alguien había que hubiera pagado 450. Por lo tanto, el precio es el que ha puesto el mercado.
DIFERENTES PRECIOS PARA UN MISMO TIPO DE DENARIO
A continuación tenemos un ejemplo muy claro de como puede ser de diferente el precio de un mismo tipo de denario. Tomamos como ejemplo el popular denario del elefante de Julio César, desde la pieza más cara que se ha vendido en 2024 por 16.841 euros hasta la más barata, vendida también en 2024, por 188 euros.